San Anselmo (Roma) 3-4 diciembre 2021
Coloquio internacional 2021 para el 25º aniversario
del martirio de los siete hermanos del Atlas

Tibhirine: hermanos para nuestro tiempo

Buenos Aires: Agape Libros, 2022
15 x 22 cm; 184 págs.
ISBN: 978-987-640-667-3

Hermanos para nuestro tiempo se hace eco de las vidas y voces de diálogo, encuentro y hospitalidad de los siete monjes de Tibhirine, orantes entre los orantes, pobres entre los pobres, secuestrados y asesinados en mayo de 1996 en Argelia, beatificados junto a otros doce mártires el 8 de diciembre de 2018 en Orán (Argelia).

Este volumen recoge las intervenciones del encuentro internacional que tuvo lugar en Sant’Anselmo (Roma) en diciembre de 2021 con motivo del 25º aniversario de su martirio. Los testimonios, los análisis y las relecturas revelan nuevos aspectos de sus vidas.

A lo largo de los años y a través de la relectura teológica de su experiencia y sus escritos, descubrimos el profetismo y el corazón palpitante de estas vidas entregadas que nos hacen sentir lo que misteriosamente nos conecta como humanos: la fraternidad en la fragilidad. La universalidad y la fuerza de su mensaje es un kairós para nuestra época, incierta y vulnerable.

Reseña de Margarita Saldaña Mostajo, Grupo de Comunicación Loyola

VV.AA, Tibhirine: Hermanos para nuestro tiempo. Agape 2022.

Este libro recoge las actas del coloquio internacional realizado en Roma (3-4 de diciembre de 2021) con motivo del 25º aniversario del martirio de los siete monjes cistercienses del Atlas (Argelia). Beatificados en 2018, estos hermanos forman parte del grupo de «Mártires de Argelia», integrado por Pierre Claverie y dieciocho compañeros y
compañeras que vincularon su vida al pueblo argelino hasta llegar al derramamiento de su sangre. En el marco de los llamados «años negros», marcados cruelmente por la violencia hacia los defensores del diálogo y la libertad, estos cristianos en medio musulmán se convirtieron en testigos de una esperanza indómita: la esperanza de quienes creen que «el odio no es la respuesta correcta al odio, que no existe una espiral inevitable de violencia» (p. 38).

La historia de los monjes del Atlas, bien conocida para el lector hispanohablante gracias a la película De dioses y hombres, ha suscitado un gran interés. Sin embargo, conviene tener en cuenta que «los monjes de Tibhirine no son recordados, principalmente, por su secuestro y trágico final. Más bien, lo que nos une a ellos es una poderosa herencia espiritual, que debemos apropiarnos aún para ayudar a la Iglesia Universal a alcanzar su plenitud» (p. 19). Con estas palabras, Dom Eamon Fitzgerald, a la sazón Abad General de la OCSO, ofrece al comienzo del libro la clave de interpretación de las páginas que seguirán, y que presentan diversos aspectos referentes a la comunidad del Atlas: el contexto político y eclesial donde vivieron y murieron, la relevancia teológica de sus escritos, la naturaleza y la proyección de su vínculo con los creyentes del islam o la profundidad de su aportación al diálogo interreligioso.

La riqueza de los escritos de Tibhirine está siendo explotada gracias al auspicio de numerosas instituciones, entre ellas la Universidad de Friburgo. Ello ha permitido la recopilación y digitalización de los textos, el diseño de un plan de publicación a largo plazo y un estudio en profundidad del contenido. Ante este impresionante legado surge
una cuestión clave: «¿Qué frutos podemos esperar de ellos para una comprensión contemporánea de la fe, dada la brecha cultural entre su experiencia en el Magreb y la nuestra, en un contexto tan diferente? En definitiva, ¿cómo pueden estos escritos renovar el pensamiento cristiano?» (pp. 60-61).

Son muchos los atisbos de respuesta que se esbozan a lo largo de estas páginas, y diversas también las perspectivas. En el ámbito estrictamente teológico, Gilles Routhier muestra «por un lado, el potencial de estos escritos para desplazar el punto de partida de la reflexión eclesiológica y, por otro, su capacidad para renovar nuestra visión de la vida cristiana» (p. 61). Desde su punto de vista, Tibhirine plantea el sentido mismo de la
presencia de la Iglesia en un contexto donde el Evangelio, al menos en primera instancia, no encuentra cabida: «¿Cuál es el sentido de esta presencia, no solo inútil (al menos en apariencia) sino arriesgada, amenazada? ¿Cómo se puede explicar la elección de permanecer allí, cuando no solo no da nada en términos de balances contables y
estadísticos en el campo de los números, sino tampoco en el crecimiento de la Iglesia, en términos de civilización? Por tanto, la cuestión ya no es abstracta, nocional, sino existencial. La pregunta ya no es «¿Qué es la Iglesia»? sino «¿Por qué la Iglesia»?» (pp. 63-64). Esa cuestión hondamente eclesiológica, que viene directamente al encuentro de
los intereses vitales del creyente contemporáneo, encuentra su vía de respuesta para los mártires cistercienses y también para nosotros en la categoría de «signo», porque la Iglesia «solo tiene una cosa que ofrecer al mundo, solo una buena noticia a través de su vivir en comunidad: la fraternidad en ciernes, un signo del Reino» (p. 66).

Junto a esta aportación a la eclesiología, Routhier observa en los escritos de Tibhirine un ancho caudal para nutrir la teología fundamental y espiritual, en la medida que estos «nos remiten sin cesar a lo cotidiano, recalificándolo y convirtiéndolo en el lugar por excelencia del encuentro con Dios y de la santificación. (…) Christian de Chergé sitúa en el centro de la vida espiritual del monje, pero también en el de todos los cristianos, la vida ordinaria, lo cotidiano, la fidelidad y el don de las pequeñas cosas» (pp. 68-69). De nuevo, una perspectiva que interroga e ilumina la vida del creyente actual, instado permanentemente a huir del peso gris de los días en busca de aventuras más interesantes.

Otros aspectos de gran calado, indicados por especialistas como Christian Salenson, Paolo Trianni o Bénédicte de la Croix Avon, y en los que resulta imprescindible seguir profundizando, son las aportaciones de Tibhirine a la teología del diálogo y a la renovación de la escatología, de la cristología y de la teología sacramental. Y ello porque «las preguntas que plantean son, en definitiva, nuestras preguntas y las vivas intuiciones que nos ofrecen fecundan nuestros propios itinerarios espirituales y eclesiales» (p. 70). Cabe esperar que los coloquios venideros, el ingente trabajo de los especialistas y la colaboración de numerosas instituciones permitan continuar esclareciendo el legado de los monjes de Tibhirine y sus compañeras y compañeros mártires de Argelia a la Iglesia y el mundo de hoy.

Margarita Saldaña Mostajo

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